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Transformando sentimientos negativos en talento

Como humanos, tenemos la capacidad de tener sentimientos positivos y negativos. Está bien, es normal experimentarlos, e incluso cambiarlos ante una misma situación. Lo realmente importante es la correcta gestión de nuestros sentimientos y emociones en el día a día.

Reconocer lo que sentimos no significa que viviremos sumidos en dicha sensación eternamente. Pero si implica que no nos negamos a sentir cosas buenas o malas ante ciertos eventos o situaciones y por ende, que los manejamos adecuadamente para garantizar nuestro bienestar.

Erróneamente, tendemos a manejar las emociones negativas mediante la distracción, la represión o la explosión. Forzar la felicidad 24/7 deteriora nuestro bienestar emocional, y sacar la ira, frustración y demás con gritos, rabia o palabras hirientes dañan nuestro entorno más cercano.

Sin embargo, la mejor manera de lidiar con estas es a través de la aceptación y la afirmación. Esto nos permite avanzar y desarrollar habilidades de comprensión y empatía. Podemos hallar valor en las emociones negativas si estas se aprovechan con habilidad.

Ningún sentimiento es malo, depende de la forma como se exprese, puede enriquecernos y ayudarnos a establecer relaciones positivas. Es importante aprender a expresar nuestras emociones, identificando los factores que nos producen tensión.

Veamos algunos ejemplos a continuación:

¿La envidia puede ser un sentimiento positivo?

Rápidamente, la respuesta es SÍ.

Y es que la envidia es una emoción compleja y ambigua según como lo viva la persona. De hecho, surge de la combinación de dos factores: la relevancia y la similitud. Primero, porque envidiamos lo que significa algo para nosotros a nivel personal. Y segundo, porque envidiamos aquello que podemos medir o comparar con lo que somos o tenemos. Por eso, es común sentir envidia de gente cercana y en aspectos que nos interesan y nos tocan de cerca.

No obstante, este sentimiento podría ser un gran motivador si estimula la competencia y la superación personal. Vista de esta manera puede entenderse su estrecha relación con la admiración, y por qué decimos que hay una “envidia buena”. Aquí, una sensación similar se percibe en situaciones más inalcanzables o idealizadas, desde cierta distancia.

Y es por eso que, toparnos con eventos o circunstancias que nos hacen pensar: “Yo podría estar ahí” o “yo podría hacerlo mejor”, nos ayudaría a seguir creciendo a nivel personal o profesional. Incluso, hay estudios que concluyen que la gente que experimentaba envidia aumentaba su habilidad para prestar atención, memorizar, ponderar detalles y otras facultades cognitivas.

Rupturas amorosas como motivación para Un cambio físico

Un momento cliché a lo largo de la vida: una ruptura amorosa seguida por la necesidad de un nuevo comienzo, horizonte o look. Independientemente del motivo, tras una ruptura siempre queda un vacío que muchos llenan pasando horas frente al televisor, comiendo helado, chocolate o embriagándose a ver si esto les ayuda a olvidar. Pero no hay que engañarse, ninguna de estas opciones aporta nada positivo a la vida, incluso pueden desencadenar otros problemas mayores.

Optar por una buena rutina deportiva ayudará a elevar tu autoestima, mejorar tu humor y ocupar el tiempo de una forma satisfactoria y provechosa. La actividad física mantiene el peso bajo control y reduce los sentimientos de ansiedad y desánimo. Justo lo que hace falta en ese momento de bajón. Libera químicos en nuestro cerebro que funcionan mil veces mejor que cualquier fármaco, droga o vicio.

Entre otros beneficios, también se recomienda porque aumenta los niveles de energía, el tono muscular y el estado físico general, lo que hace que nos sintamos mejor. Todo esto sirve para crearnos una imagen positiva de nosotros mismos, o al menos mejorarla mientras dure nuestro duelo.

La ira como un combustible incrementar la productividad

Dentro del rango de emociones, hay algunas que son más conscientes que otras porque parecen ser más reflexivas. Por ejemplo, la tristeza, la culpa o la soledad nos obligan a detenernos a meditar en nuestro estado de ánimo, sus causas y como salir de este. La ira parece ser más irreflexiva y reactiva (al menos en el momento en que la experimentamos) porque suele surgir de forma repentina, sin que tengamos oportunidad de moderar, temperar o evaluar nuestras reacciones.

Sin embargo, tiene el potencial de trabajarse porque tiene una dimensión moral. Por ejemplo, la “ira justificada” es el combustible detrás de muchos movimientos sociales de hoy. A nivel personal, la ira no es más que un arma potente que puedes perfeccionar a diario hasta llevarte a lograr cosas inimaginables. Esto lo puedes ver más ampliado en mi post anterior.

La rivalidad entre hermanos como un impulso – negativo – de superación personal

Con frecuencia, los padres sueñan con que sus hijos sean solidarios, cariñosos y comprometidos entre ellos, y que sean los mejores amigos toda su vida. La idea de que entre hermanos debe reinar la paz y la alegría constantemente a menudo es poco realista.

Y es que el enfrentarse a la idea de compartir el trono de hijo único en ocasiones hace que surjan emociones, sentimientos y comportamientos, de índole dolorosa ante el nacimiento del nuevo miembro de la familia. Esto se conoce como rivalidad fraternal, y suele traer consigo un sufrimiento mental que se expresa de muchas maneras. Desde peleas domésticas, desacuerdos, falta de ganas de compartir sus cosas hasta situaciones más serias, como la enemistad o el antagonismo permanente entre hermanos adultos.

Si bien no es la mejor de las causas, ese roce puede conducir a algo que termina siendo productivo: el desarrollo de habilidades destacadas. Con la intención de recuperar la atención, el favoritismo, e incluso por el disfrute de tener un tiempo y un área a solas, la rivalidad puede llevar a un sobredesempeño en cierta actividad, transformándose en un talentazo inigualable.

Por ejemplo, hay actividades deportivas, artísticas o de otros indoles que permiten disfrutar de un tiempo alejado de los efectos de la rivalidad. Allí, no serás juzgado por sacar tus malos sentimientos mediante un rendimiento físico extraordinario, una obra maravillosa, o extensas horas de estudio.

Esto es algo que viví en carne propia y que se verá reflejado muy pronto en la relación entre Chilly y Nico en la próxima entrega de la serie Batey. Más detalles como este serán revelados poco a poco en mis publicaciones, así que los invito a mantenerse atentos y a leer siempre cada post hasta el final.


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