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¿Se puede ser productivo desde la ira?

¿Cómo puedes seguir siendo productivo cuando estás lleno de ira, tratando de esconderla y no pensar en ella, pero simplemente no puedes? Un punto en el que indiscutiblemente todos hemos estado, al menos una vez desde que tenemos uso de razón.

Vivimos en tiempos llenos de furia, y cada día vemos como las tensiones se van colando por nuestra vida personal, fomentando hostilidades entre amigos, familiares, e incluso extraños, hasta dañar nuestro bienestar emocional.

Pero, ¿qué pasaría si te dijera que la ira no es más que un arma potente que puedes perfeccionar a diario hasta llevarte a lograr cosas inimaginables?

¿Qué es la ira?

Hablando en términos médicos, la ira es una respuesta adaptativa frente a una amenaza. Es lo que hace que nos enfoquemos en un peligro potencial y responder a este, bien sea peleando o huyendo. La furia aumenta a medida que crece la ansiedad, y hace que tengamos el valor de actuar para corregir lo que no esté bien.

Pará mí, la ira es mi combustible. Mi pasión ardiente e interminable. Me niego a ocultarla. La acepto. La consumo. La muestro. Todos experimentamos esos sentimientos y emociones que surgen de esa rabia. Yo simplemente la utilizo como fuente para alimentar mi inspiración y mi deseo de ser grande. Sin la ira, no tendría motivos para querer demostrar que la gente se equivoca conmigo.

La ira es lo que me mueve.

Dejo que florezca en mi trabajo y la uso para motivarme.

¿Cómo actúa la ira sobre nosotros?

La ira aparece luego de sentir mucha ansiedad como una manera de generar una respuesta de control para poner fin, de una forma u otra, con tan desagradable sensación. Es la forma que tiene nuestra mente de aliviar esa angustia ante la incertidumbre, aferrándose al control de la situación.

La ira nos impulsa, nos motiva, nos brinda propósito. Tiene la capacidad de darnos la claridad que necesitamos en el día a día. Es normal que exista, todos la sentimos. Sin embargo, puede ser muy contraproducente si no sabemos manejarla a nuestro favor.

Consecuencias de mantener ira en exceso o mal canalizada

Retener demasiada ira o mantenerla por mucho tiempo corroe la salud física y mental. De hecho:

  • Es capaz de desgastar nuestros recursos físicos y emocionales y está vinculada a un aumento de la presión sanguínea y de la posibilidad de padecer alguna inflamación, infección, condiciones coronarias, infartos cerebrales y hasta el temido cáncer.
  • Puede perturbar la parte emocional de nuestro cerebro, que a su vez se conecta con el área emocional, complicando el proceso cognitivo y de toma de decisiones.
  • También puede comprometer nuestra capacidad para entender la perspectiva de los demás. Un individuo furioso juzga más severamente la opinión ajena, porque se hace menos empático y generoso.
  • Nuestra perspectiva propia se estrecha,  impidiendo que pensemos de manera estratégica y amplia.

Entonces, ¿qué hacemos con nuestra ira?

Debemos tener control total de nuestra vida y nuestras emociones. Es nuestra responsabilidad intentar manejarlas siempre lo mejor posible. Como nos sintamos no debe depender de ninguna situación o de nadie más, solo de nosotros. Nada puede deprimirme más que yo. Nada me emociona y aumenta mi ira, excepto yo mismo.

Es inevitable sentir ira, pero debemos decidir qué hacer con ella, sino ella hará estragos con nosotros. En primer lugar, evalúa si la ira te resulta útil. De ser así, te invito a aprender a controlarla y a sacarle provecho. Si no, hazla a un lado.

La importancia de canalizarla y lo que te permite lograr

Si decides usar tu furia, debes buscar un método que te ayude a manejarla. La ira es una emoción muy energizante. Te puede ayudar a ver las cosas con una claridad asombrosa y a atacar los problemas ahora mismo, incrementando tu productividad a niveles alucinantes. Úsala para convertirte en la mejor versión de ti mismo.

Yo la uso para controlar mi futuro y mi destino. No dejo que mi ira me controle. Al contrario, decido ser el conductor de este vehículo que es mi cuerpo y de las sensaciones que siento. Y la uso para llevarme al siguiente nivel en la vida.

En un momento de pura rabia y cólera, me siento completamente fresco y tranquilo. He aprendido a redirigir mi energía cuando me enfado. Recientemente, comencé a estudiar Taekwondo. Me enseña cómo controlar más mi furia y cómo liberarla en cada golpe, en casi un segundo y luego volver a ser dócil.

Mi ira se está convirtiendo en un arma que ni siquiera sabía que podía perfeccionar a diario. Y honestamente esa es la mejor manera en que puedo mantenerme enfocado y productivo cuando estoy enojado.

Cómo evitar que la ira nos consuma

Si a diferencia de mi caso, la ira no te resulta útil, lo mejor será trabajar en desecharla. Si la irá aparece cuando la ansiedad aumenta, puedes trabajar en bajar tus niveles de ansiedad para evitarla. Para ello, puedes intentar lo siguiente cada vez que tengas una discusión o que algo no resulte como quieres:

  • Hacer su ejercicio o deporte favorito
  • Practicar técnicas de meditación, respiración o yoga. Personalmente, respirar solo por la nariz, sin usar la boca, me ha resultado sumamente útil para bajar la furia y la ansiedad.
  • Acudir a la oración
  • Poner en tu casa, tu oficina o ese espacio en el que te sientas a gusto, notas o cuadros con frases positivas que corten tus pensamientos negativos.
  • Ve la historia desde el lado contrario. No es eres el único padeciendo de estrés, rabia o angustia, mucho menos el único que alguna vez lo haya sacado con quien no debía o de la peor forma. Si consideramos eso como la causa del comportamiento de esa otra persona y lo entendemos, seremos capaces de moldear la ira a través de la empatía.

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