El mundo actualmente está inmerso en una era histórica nombrada, ‘La era de la información’. El acceso de las civilizaciones a la información se ha disparado a medida que nuestra tecnología se desarrolla. En estos tiempos, la idea de que el conocimiento es poder es tan prevalente como siempre. La información está cada vez más disponible, la sociedad ha progresado a una velocidad vertiginosa. 

Avances tecnológicos como los teléfonos inteligentes, vehículos autónomos y la internet han cambiado la sociedad. El acceso a la información a través de Internet permite que las personas adquieran habilidades y conocimientos. Esto les permite progresar en la vida de una manera que era imposible hace apenas 100 años atrás. Con la información llega la liberación, la capacidad de mantenerse a sí mismo y de hacerse lo más independiente posible.

Con la información también surge una comunidad más comprensiva y empática gracias a la capacidad de conectarse con personas de todo el mundo a través de las redes sociales. Esto les da a los humanos herramientas para empatizar y comprende de una manera que antes era imposible. Las personas pueden ver las injusticias que ocurren en otros países y marcar la diferencia brindando ayuda y asistencia inmediata mediante la internet. 

Sin embargo, ha habido avances revolucionarios en los últimos 20 años, por lo que la información disponible abunda. La desigualdad y los prejuicios siguen prosperando. En los Estados Unidos, el éxito y el poder se han acumulado históricamente en individuos específicos. Por eso, la mayoría de los multimillonarios estadounidenses son hombres blancos. En los últimos años, la idea de que el conocimiento es poder se ha vuelto aún más predominante. Quienes tuvieron más acceso a la información quieren asegurarse de que su poder y éxito no sean usurpados. No quieren que otros accedan a esta información.  

Por eso, en los Estados Unidos, las escuelas y universidades solían estar segregadas. Las instituciones blancas tenían mejores financiamientos, maestros y recursos. La popularidad de Richard Nixon, Ronald Reagan y Donald Trump alcanzaba su punto máximo en tiempos de inquietud e incertidumbre cuando los estadounidenses blancos temían que su influencia y poder pudieran estar en riesgo.

Siempre surge un contramovimiento cuando las sociedades atraviesan períodos de progreso. De aquellos que no quieren que cambie el statu quo. Actualmente podemos ver esto con el surgimiento de “Make America Great Again”. Posiblemente, comenzó en oposición al progreso de la era Obama. 

Durante la presidencia de Trump, ha habido un retroceso masivo de ideas más progresistas por esta misma razón. Políticas como educación universitaria gratuita permiten que más personas accedan a más información y por lo tanto, tengan más éxito dentro de la sociedad. Este éxito a nivel nacional transferirá el poder desde ese foco de individuos blancos predominantemente ricos, hacia todos dentro de Estados Unidos. Esto es bueno para la mayoría, pero nocivo para quienes quieren seguir acaparando su poder.   

La opresión de las minorías es una consecuencia directa de este desequilibrio de poder. Se han tomado medidas en las últimas décadas para brindar más recursos y oportunidades a las minorías. Sin embargo, todavía existe una enorme disparidad entre los individuos blancos y los no blancos. 

Históricamente, las minorías han sido oprimidas y explotadas por su trabajo. Aun podemos ver esto en la sociedad moderna. Necesitamos más información y oportunidades de educación asequibles y disponible para las minorías, para que la sociedad pueda progresar. La civilización necesita igualdad y trabajo en equipo para alcanzar su máximo potencial.    

Para alcanzar la igualdad total, los gobiernos de todo el mundo deben asegurarse de que haya más fondos para los distritos escolares de las minorías, que la educación superior se vuelva más accesible para los grupos no blancos. Cuanto más conocimiento tengan las minorías, más útiles serán para el mundo. Las minorías – cuando se les dan las mismas oportunidades que los blancos – han demostrado una y otra vez que pueden sobresalir y lograr un éxito increíble. Y con este éxito llega el progreso y la prosperidad para todos.   

Se nos ha dado una oportunidad única ahora con el fin de la presidencia de Trump. Para salir del prejuicio y la intolerancia que ha avivado los últimos cuatro años, y adoptar un mundo más tolerante y generoso. Si bien las diferencias entre nosotros se han acentuado más que nunca, todos debemos recordar que, ante todo, somos humanos. Avanzar como civilización es avanzar juntos.  

Oprimir numerosas sociedades no logrará más que la destrucción y el deterioro de la humanidad. Necesitamos permitir que cada persona tenga acceso ilimitado a la información y los recursos. Podemos unirnos y construir una civilización que abrace el progreso, el avance y el crecimiento. Si podemos unirnos y dejar de lado las diferencias, podemos avanzar juntos en la dirección correcta.    

Mi libro, El Levantamiento De Los Lápices, advierte sobre la destrucción y el malestar que un desequilibrio de poder continuo puede tener en la sociedad. Debemos trabajar juntos para asegurar que se permita que la civilización se nutra para mejor. Adoptando la idea de que la información es el antídoto de la civilización.   

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