Vivimos en una era muy afortunada en la que, para algunos, la ignorancia se transformó una decisión propia. Piénsalo por un momento: para conseguir un conocimiento específico, nuestros padres, abuelos y todos nuestros antecesores debían movilizarse, invertir tiempo, energía, incluso dinero.
Iban a la biblioteca, a la oficina de una persona o entidad que se relacionara con su inquietud, ojeaban material hasta dar con lo que buscaban, sacaban fotocopias o usaban papel y lápiz para poder llevar la información consigo a casa y así, con calma digerirla y usarla para lo que necesitaran.
Hoy, tú y yo tenemos el poder de la información literalmente al alcance de nuestra mano. La posibilidad de poder saciar cualquier curiosidad, por mínima que parezca, en cuestión de segundos. Ya ni siquiera tecleamos. Cuando antes había que hacer una entrevista a un experto, hoy podemos preguntarle a Siri o Alexa y ellas nos aclaran lo que queramos.
Sácale provecho a tu acceso ilimitado a la información
Pienso que ser catalogado como “nerd” o “geek” está lejos de ser un insulto. Todo lo contrario. Me parece fascinante tener la capacidad de interesarse por un tema, y poner todos tus esfuerzos en conocer más detalles, investigar todo y hasta obsesionarse con él. Si todos fuéramos un poco mas apasionados por el conocimiento, el destino de nuestra raza en general, estuviera en mejores condiciones.
Simplemente porque con un mayor conocimiento es mucho más fácil labrar un futuro próspero, independientemente del área en la que cada quien se desenvuelva. Esa es mi humilde opinión, por supuesto. Con semejante disponibilidad de información deberíamos ser capaces de generar un futuro afortunado, cosa que es más aceptable que el futuro sombrío que nos depara el no hacer nada.
De niño me ponían apodos por mi afición a la lectura. Me llamaban “Wikipedia ambulante” o “enciclopedia ambulante”. Hoy considero que si lo hacían con intención de burlarse del chico de ese entonces, por tener un insaciable deseo de información y conocimiento, por tener siempre la cara en un libro o responder a las preguntas que me hacían, pues para mí era y sigue siendo un honor.
Es un enorme placer llenarme de conocimientos y compartirlo con quienes a mi recurran. Siempre he admirado a hombres como el rey Salomón, que fueron capaces de conseguir un gran favor de Dios y obtener sabiduría a cambio.
Pero sin la acción, el conocimiento es inútil
Conocimiento y acción deben ir de la mano. La acción debe ir acompañada de un gran conocimiento para que se pueda aprovechar al máximo. Y el conocimiento que no se aplica, se atrofia. ¿De qué sirve estudiar alta cocina en el extranjero si nadie prueba siquiera un aperitivo tuyo?
Si te llenas de información pero te falta la motivación o el impulso para ponerte en marcha, no sirve de nada. Mucha gente tiene un montón de conocimientos pero carece de acción, mayormente por miedo a fallar. Otros son demasiado orgullosos y van directo a la acción a pesar de tener poca o ninguna información.
Pero cuando combinas información con coherencia y acciones eficientes, no hay nada que no se pueda lograr. Es muy difícil convencer a otros de que aprendan e investiguen y mejoren poco a poco. Pero una vez que le muestras a alguien que el acceso a la información puede cambiar drásticamente su vida, el conocimiento se vuelve una adicción que no se puede apagar. Es maravilloso ver a otros que antes ponían mil excusas para aprender, leyendo e investigando con gusto, felices de cambiar su futuro con el poder de la información.
Cultivar, crecer y compartir
Sí. Como seres vivos, nuestra vida es bastante cíclica. Y el crecimiento personal comienza al reconocernos como una simple semilla que aun no es nada, pero que tiene un potencial infinito para convertirse en lo que anhele. Nos cultivamos con la información, permitiendo que nuestra mente se nutra y absorba todo lo que necesita.
Y otra parte muy importante de crecer implica compartir. Entregar un poco de lo que nos hace grandes, de los frutos del tiempo y esfuerzo invertidos con quien también quiera un poco. La sensación de poder facilitar a alguien alguna información útil es maravillosa.
Alimenta tu deseo innato de aprender
La naturaleza del humano es curiosa. De bebés, vamos libremente explorando nuestro alrededor tomando todo entre las manos, llevándolo a la boca, tratando de descifrar un poco más en cada mañana de gateo por la casa. Esa sed de comprender mejor nuestro mundo, por ir más allá, ha permitido que nuestra especie pueda vanagloriarse de logros sorprendentes como viajar al espacio, caminar sobre la luna, crear y explotar el mundo ilimitado de la internet, y muchas cosas más.
La vida es un laboratorio y cada minuto es una oportunidad para investigar, cuestionar, probar, errar y seguir intentándolo hasta aprender. Y no lo hacemos solo en nuestra área de interés o experticia, o cuando somos conscientes de este propósito. En situaciones cotidianas como la cocina, la casa, un video juego, nuestras relaciones interpersonales, nos enfrentamos con circunstancias que nos ponen a pensar. Y nuestras acciones y sus consecuencias construyen en nosotros un precedente, un nuevo conocimiento.
Anímate a vivir, anímate a leer, anímate a intentar, por loco o incoherente que parezca. Es la única manera que tienes para saber si estabas o no en lo correcto, para encontrar y trabajar tus fallas hasta que triunfes. Y al final, no dejes de repetir y compartir tu experiencia.
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