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¿Cómo aportar valor a tu vida mediante la constancia?

El talento no es garantía de éxito.

Sé que lo he dicho infinitas veces, pero nunca puedo enfatizar lo suficiente en esto. El trabajo duro es mucho más efectivo que una habilidad. Y si no eres una persona habilidosa para ese objetivo que quieres lograr, con solo compensar esa carencia con trabajo inteligente y constante podrás alcanzar el cielo, si te lo propones.  

Personalmente, considero que la única y verdadera fórmula del éxito es la siguiente:

Visualización + Preparación + Implementación + Disciplina + Constancia = Éxito

Pero la constancia es precisamente uno de esos aspectos cruciales en los que muchos de nosotros fallamos.

¿Por qué nos cuesta ser constantes?

Sobre todo en estos tiempos donde todo está a la orden del día, queremos lo que queremos, y lo queremos ya. Estamos acostumbrados a no esperar, y pensamos que veremos resultados de nuestro esfuerzo como si de una búsqueda en Google se tratara: al instante. Pero, no es así.

Pongamos un ejemplo con el que todos nos podamos relacionar: ser más saludables.

Una persona con esta meta se asesora sobre los cambios en su dieta y actividad física para alcanzar su peso ideal o mejorar su calidad de vida. Por eso, cambian la lata de soda por agua o empiezan a entrenar en el gimnasio. Sin embargo, a la semana los ves dejar de correr porque siguen con el mismo peso, o comiendo comida chatarra porque salieron con sus amigos o simplemente porque llegó el fin de semana.

Estoy seguro de que todos hemos pasado por algo semejante en algún momento de nuestras vidas. Y en ese punto, nos faltó constancia. De nada sirve definir un objetivo, esforzarse en determinar qué hacer para lograrlo, y justo tras comenzar a luchar por lo que anhelas, parar. No tiene sentido, ¿cierto?

Un truco para cultivar la constancia que me ha funcionado y que comparto siempre es que si quieres mejorar tus conocimientos, por ejemplo, debes ponerte como objetivo leer al menos 10 minutos cada día. Antes de que te des cuenta estarás deseando aprender más. Notarás que si puedes conseguir tanto con tan poco esfuerzo y sin ayuda, puedes crecer mucho más si sigues siendo constante.

La constancia marca la diferencia

Lo que quienes abandonan sus procesos no son capaces de ver es que a través de la constancia, pequeños pasos se transformarán en una enorme diferencia en sus resultados futuros. Solo es cuestión de tiempo, siempre y cuando no paremos.

Lo más difícil es comenzar y mantenerse

Los comienzos son los más duros, porque vemos que invertimos muchos recursos valiosos y que los resultados están muy lejos. Pero lo importante es mantenerse luchando consistentemente hasta llegar al punto de no retorno.

¿Cuál es ese punto? El marcado con la llegada del esperado cambio. Nos demuestra que lo que estamos haciendo funciona. Obtenemos un pequeño gran logro en nuestro largo camino y nos sentimos inspirados a continuar.

Y lo mejor de todo es que con ese logro, el esfuerzo ya no será tan duro porque ya ha habido una ganancia que nos ayudará. Esta pueda ser una habilidad, comprensión, resultado, ingresos, un efecto positivo de tus acciones.

No podemos detenernos, y mucho menos antes de alcanzar algún resultado. Parar significa perder en vano todo lo que se había estado haciendo y que estaba a punto de rendir frutos. Y eso solo se traduce en tener que empezar desde el principio, otra vez.

¿Qué prefieres…

Esforzarte y ser constante y lograr tu objetivo en un tiempo razonable. O empezar de cero una y otra y otra vez, gastando recursos tiempo, sin lograr nada?

Un esfuerzo sostenido en el tiempo

El verdadero fracaso no es no intentar, o fallar. Fracasas cuando decides dejar lo que ya habías logrado y lo que podías conseguir por querer tener resultados de la noche a la mañana. Solo piensa, ninguna planta crece de una semilla al día siguiente de haberla sembrado. El brote de un frijol se puede ver en un par de días, y el de una semilla de cactus puede tomar 3 meses.

Con eso quiero decir cada objetivo es diferente, cada quien se toma su tiempo para conseguirlo a través de sus habilidades y su esfuerzo. Pero no lo tires todo por la borda si tus resultados no aparece en los tiempos que imaginabas. Sigue trabajando, regando y soleando cada día, que cuando ese talento comience a brotar en ti servirá de motivación para convertirse en el árbol soñado.

Ante las adversidades, constancia

Mientras más grande sea un objetivo, mayores serán las adversidades que encontrarás en el camino. Los grandes atletas que admiras no están en lo más alto del podio por pura casualidad. Nada les ha sido otorgado por el genio de la lámpara.

Para lograrlo, han tenido que pararse a entrenar mientras todos dormían; quedarse a entrenar cuando todos se han ido; luchar contra el cansancio, la soledad, la frustración, y el fracaso en más oportunidades de las que te imaginas.

Así que no pares. Tu sueño está ahí, esperando que corras a alcanzarlo.


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