Lograr todo lo que nos proponemos no es tan sencillo como al soñarlo. Ya hemos visto en publicaciones anteriores que se requiere de un trabajo organizado y constante. Solo así podremos hacer que día tras día el sueño se vaya materializando en nuestra realidad.

Quizá uno de los más grandes retos para quienes quieren emprender es que el camino para separarnos de la vida y el trabajo cotidiano es duro. Tener un trabajo de 9 a 5, o estar estudiando es de por si muy demandante. Pero hacerlo mientras esa idea en tu cabeza de convertirte en tu mejor versión no te abandona exige que des más y más de ti.

“Pero, ¿cómo lo hago, si ya estoy dando el 100%?”

Toca dar un 120%. Y tienes total capacidad para hacerlo mediante un segundo aliento.

Y ¿qué es el segundo aliento?

El segundo aliento es un término sacado del ámbito deportivo. Se trata de ese momento en el que, casi milagrosamente, el cuerpo se recupera después de llegar un punto muerto donde el agotamiento de una larga carrera, ronda o circuito parecen haber terminado con toda energía, volviendo a la batalla con un rendimiento similar e incluso mayor que al comienzo.

Técnicamente hablando, al realizar una actividad física intensa existe el cuerpo se calienta por el consumo de oxígeno. Por eso, realiza reacciones químicas (catabolismo aeróbico catabolismo anaeróbico y producción ácido láctico) para generar energía y hacer que las células funcionen. Estos procesos desencadenan esa sensación de agotamiento y problemas de respiración.

Pero justo después de este punto, el organismo se adapta y se pierde la sensación de agitación: es aquí donde entra en juego el segundo aliento.

Lo anterior suena complicado, pero nos ayuda a entender cómo es posible este fenómeno que todos hemos vivido al menos una vez. Pasar de estar jadeando, andar con los hombros caídos, la mirada perdida, extenuados, con litros de sudor y un calor que parece quemarnos desde dentro, a conseguir ese impulso extra para seguir avanzando. Es increíble que nuestros cuerpos tengan la capacidad de recuperarse en plena competición de un cansancio tan grande y seguir rindiendo.

Somos la máquina más perfecta que existe, solo debemos aprender a desarrollar todo nuestro potencial. Y un gran componente de esta maquinaria y de esta renovación de nuestras fuerzas es nuestra mente.

El segundo aliento en la vida diaria

Si bien la vida diaria de todos no se compone de situaciones de cansancio deportivo, no podemos negar la existencia de fatiga mental y física tras labores cotidianas como el trabajo, los estudios, la casa, la familia y demás.

Y así como en una competencia, renunciar no es opción, en la vida diaria tampoco debe serlo. Por más cansados que estemos tras nuestros deberes, o ese trabajo de 9 a 5 que parece consumir cada gota de energía de nuestro ser, siempre debemos sacar espacio para nuestra misión de vida.

Si, sentir la tentación de desistir con frecuencia es totalmente normal. Le pasa a deportistas de elite, y nos puede pasar a cualquiera de nosotros. No siempre estamos con la mejor disposición o ganas de seguir adelante. Son muchas las preocupaciones y ocupaciones. Todos tenemos problemas. Y está bien tener esos sentimientos, reconocerlos y aceptarlos, pero nunca debemos parar.

Cómo conseguir un segundo aliento

Hablando desde mi propia experiencia – trabajando a tiempo completo para luego asistir a clases nocturnas en la universidad – puedo decir que aprender a conseguir un segundo aliento me ayudó a no decaer en la consecución de mis objetivos.

De no haber aprendido, no habría sido posible hallar las energías para mi graduarme, tener este sitio web, alentar a mis amigos a convertirse en la mejor versión de sí mismos, incluso ayudar e inspirar personas cercanas a mí. Desde aquí, desde mi opinión personal, puedo aconsejarte lo siguiente:

1.    Lucha por tener energía después del trabajo

¿Qué sucede con tu vida cuando sales de tu trabajo? ¿Vives una vida llena, cuidando tus deseos y anhelos?

Para aquellos que luchan por poner su energía en lo que realmente quieren en la vida, solo quiero que piensen en lo siguiente: en qué sucederá cuando su vida termine y piensen en aquellas cosas de las que se arrepienten y de las que se enorgullecen.

¿Te gustaría pensar que tenías mucha más energía para dar de la que dabas, o estarías feliz por lo que pudiste lograr?

2.    Encuentra algo que realmente te apasione y persíguelo

Hay un propósito mayor para todos y cada uno de nosotros, y es nuestro deber esforzarnos en encontrarlo y hacerlo realidad. De lo contrario, no estarías viviendo, solo existiendo.

3.    Céntrate en lo que quieres lograr en la vida y da el 120%

En esa época en la que estuve trabajando y estudiando, simplemente comencé a darme cuenta de que cuanto más comenzaba a concentrarme en mi propósito y mi futuro, más fácil se me hacía sentirme lleno de energía para ser productivo para las cosas que quería y que no podía pagar, tener o acceder. El enfoque y la convicción todo lo pueden.

4.    La energía es más una cualidad mental que física

Si tu excusa para no poner en marcha ese sueño es que no tienes tiempo, energía o que tienes las muchas ocupaciones/distracciones, busca esas motivaciones en tu interior y transfórmalas en energía constructiva. Porque si solo te quedasen 24-48 horas, semanas o meses de vida, ¿no desearías tener un segundo aliento para hacer realidad esa obra maestra de tu vida?

5.    Usa tu segundo aliento para progresar, no para retroceder

Último, pero no menos importante: que lo que te impulse a buscar un extra de energía sean cosas que lleven tu vida a un siguiente nivel. Usar tu segundo aliento para comer comida chatarra o hacer cosas que acaben con tu bienestar físico y emocional, sería un total desperdicio.

Y si estás leyendo esto, quiero que llegues a ser la mejor versión de ti mismo. Eso es lo que soy desde hace mucho y eso lo que deseo para ti. Soy Nico Pengin. Siempre sacando lo mejor de los demás.

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